“Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración”
Romanos 12:12 (NVI)
Pablo está dando instrucciones en Romanos 12:9-21 a los que están en Cristo. Pablo explica cómo deberíamos ser y qué deberíamos hacer. Te animo a leer todo el capítulo 12, o por lo menos, los versículos 9-12 para comprender el contexto. Mi enfoque es en el versículo 12, pero los otros versículos que lo rodean también contienen mandatos que se aplican a las relaciones dentro del cuerpo de Cristo, sobre todo amando a los demás (versículos 9-10). Pablo escribe muchos mandatos breves en estos trece versículos.
Antes de ir al versículo 12, quiero añadir que vamos a estudiar los imperativos o mandatos en capítulo 12. Sin embargo, Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, comienza a recordar lo que Dios ha hecho por nosotros y quiénes somos en Cristo. Hemos sido justificados y hemos recibido la paz con Dios (Romanos 5:1). Tenemos acceso a la gracia por fe (Romanos 5:2). Tenemos esperanza (Romanos 5:3). Dios nos está santificando y derramando su amor sobre nosotros (Romanos 5:3-5). Dios envió a Jesús para morir por nosotros aún cuando éramos pecadores y sus enemigos (Romanos 5:8, 10). Hemos sido reconciliados con Dios (Romanos 5:11). Tenemos la rectitud de Cristo y vida eterna (Romanos 5:17). Estamos muertos al pecado y vivos para Dios (Romanos 6:11). Ya no somos esclavos al pecado, más bien somos esclavos de la justicia (Romanos 6:22). No hay condenación para los que están en Jesucristo (Romanos 8:1). No hay nada que nos pueda separar del amor de Dios (Romanos 8:38-39). Estas verdades son algunas razones por las cuales decidimos, por amor y agradecimiento, obedecer los mandatos de Romanos 12:12. Los cuales son: “Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración”.
Alégrense en la esperanza
En primer lugar, la esperanza bíblica no es un deseo que puede o no puede pasar. La esperanza bíblica es una certeza absoluta de que las promesas de Dios se cumplirán. Nuestra mayor esperanza es la gloria eterna porque Jesús nos ha redimido (Colosenses 1:5, 23, 27). Es cierto que experimentamos la gracia de Dios y su bondad aquí en la tierra, pero Dios nunca prometió una vida fácil o una llena de prosperidad material. De hecho, leemos en múltiples ocasiones en el Nuevo Testamento que debemos esperar sufrimiento y persecución como seguidores de Cristo. Por eso, poner nuestra mirada en las cosas de arriba y no en las cosas de la tierra (Colosenses 3:2; Hebreos 12:1-2). Nos ayuda a mantener una perspectiva eterna – una certeza absoluta que Dios terminará la obra que ha empezado en nosotros (Filipenses 1:6) y llevarnos a la gloria eterna con Él, dónde no hay lágrimas, sufrimiento, pecado, dolor o muerte.
Con esta esperanza, nuestra respuesta natural debería caracterizarse por alegría. Los que estamos en Cristo tenemos la esperanza todo el tiempo a pesar de las circunstancias que nos rodean. Además, tenemos una gran causa para regocijarnos. En el contexto del cuerpo de Cristo, deberíamos compartir esta alegría con lo demás, recordándonos los unos a los otros acerca de la esperanza que tenemos. Deberíamos animarnos los unos a los otros a mantener una perspectiva eterna, y mirar hacia la gloria de Dios.
Muestren paciencia en el sufrimiento
Alegrarse en la esperanza da paso a mostrar paciencia en el sufrimiento. El sufrimiento se refiere a problemas serios. Quizás Pablo hubiera tenido la persecución en mente. Sea persecución o cualquier otro tipo de problema que tengas, el mandato no cambia, “muestren paciencia en el sufrimiento”. Una prueba no es un pretexto para pecar. Pablo nos llama a perseverar y soportar aún cuando las circunstancias son difíciles. Podemos soportar porque tenemos esperanza. Podemos tener esperanza y alegría en tribulaciones porque la prueba es leve y temporal en comparación con la gloria eterna (2 Corintios 4:17). Con Job, podemos decir, “Aunque Él me mate, en Él esperaré” (Job 13:15a LBLA).
No solamente necesitamos recordar estas verdades cuando estamos pasando por una prueba sino también cuando nuestros hermanos en Cristo están experimentando pruebas y sufriendo. Necesitamos ayudarlos a perseverar. Podemos recordarlos de estas verdades, pero también podemos ayudarlos a soportar su carga tratando sus necesidades físicas. Llevándoles comida o cuidando sus niños podría ser una manera que le ayude a perseverar. También puedes sentarte para escuchar a un hermano o hermana en Cristo, entre muchas más maneras de ofrecer tu apoyo. Que tus palabras de ánimo para soportar sean acompañados con actos tangibles de amor.
Perseverar en la oración
Perseverar en la oración no siempre ha sido fácil. Un hábito inicia haciendo un paso a la vez. Todos nosotros somos diferentes, entonces necesitamos determinar qué nos funciona mejor. Les comparto algunas estrategias que me han ayudado: 1) Escribir en un cuaderno una lista de cosas por las cuales estás agradecido, 2) poner música cristiana a lo largo del día, 3) tener un tiempo designado para orar por cosas diferentes en cada día, 4) orar inmediatamente por las cosas que surgen o pasan durante el día, 5) orar con alguien cuando comparten su petición y no solamente decir que vas a orar para esta persona, 6) escribir tus oraciones y usar oraciones que ya han sido escritas.
Si desea compartir alguna necesidad con relación a lo aprendido en Romanos 12:12, por favor contáctenos para poder ayudarle directamente.
Escrito por: Tara Schwacofer Barndt y traducido por Ashley Nault. Adaptado a línea por Angelina de Estrada.
Estamos viviendo tiempos cada día más difíciles, sin embargo, para quienes tenemos nuestra esperanza fundamentada en Dios, podemos tener la seguridad de que todo obra para bien.
Amén mi querida hermana. Realmente la esperanza centra en Dios nos permite tener gozo en medio de las pruebas y paciencia. Dios siga guiando y confortando nuestros corazones hacia sus propósitos. Estamos a la orden!
Dios les bendiga amadas hermanas.
Muchas gracias por su ministerio.
Muchas gracias hermano Carlos, por tomarse el tiempo de escuchar el devocional. Dios siga guiando su vida. Estamos para servirle.