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El corazón funciona de acuerdo a lo que hay dentro de él. Sí hay tesoros buenos, saca sólo lo bueno, pero si hay cosas malas, negativas, pecaminosas, eso saldrá a luz.
He allí la importancia de atesorar lo bueno, lo agradable a Dios.Podemos ocultar en él pensamientos pecaminosos,como lo dice la Biblia, fornicación, adulterio, envidia, orgullo y muchas cosas que no agradan al Señor. Pecados que nadie puede ver, sólo Dios,porque engañoso y perverso es el corazón del hombre, sólo Dios puede conocerlo.
Dios puso en el ser humano el corazón, listo para llenarlo, claro está, de cosas buenas, pero nos dio libertad para decidir lo que queremos guardar en él. Es el lugar de las emociones, de los pensamientos, de las decisiones. Un lugar especial, que Dios quiere que cuidemos y se lo demos a Él para hacer Su Voluntad.
Muy interesante e importante leer este capítulo, he leído muchas veces los versículos que hablan acerca del corazón, pero con esta lectura pude reflexionar acerca de cuál es mi prioridad, qué es lo que amo y así comprender por qué muchas veces no estoy haciendo la voluntad de Dios.
Al reconocer dónde está mi tesoro puedo también pedir perdón al Señor por mi desobediencia.
Gracias por compartir esta excelente lección.Ciertamente somos el reflejo de nuestro corazón. Por algo Dios manda que lo cuidemos, porque de él mana la vida. Nuestros pensamientos, acciones y decisiones vienen directamente de nuestro corazón.
Que el Señor nos ayude a poner nuestro mayor tesoro en Él, para hacer lo que es correcto, lo agradable delante de Él. Es fácil desviarnos por nuestros deseos, que muchas veces ocupan el lugar de Dios. La Biblia nos exhorta a ser muy cuidadosos con lo que dejamos entrar en nuestro corazón. Seamos sabios, pidamos a Dios fuerza para hacer su voluntad cada día.
