Oremos…
Dios Todopoderoso al pensar en tu amor, te imagino como mi Padre. En este mundo hay padres terribles, pero también hay padres buenos y amorosos; y me doy cuenta de que el amor de un buen padre por sus hijos es una imagen diminuta e imperfecta, ante el reflejo de tu amor por nosotras tus hijas.
Inculcaste en los padres el impulso de sacrificarse por sus hijos, el deleite de ver a esos niños vivir bien, el placer de pasar tiempo juntos, la calidez cuando los niños están agradecidos, la motivación para satisfacer sus necesidades y más allá, los sentimientos de simpatía, protección y aliento. Tú, Padre Celestial, tienes las mismas cualidades, aunque divinas, pues hiciste el mayor sacrificio de todos, por amor a nosotros, cuando entregaste a tu Único hijo a la cruz. Me encanta la oración de David que dice: “Una cosa le pido al Señor , esto solo busco: para que yo habite en la casa del Señor todos los días de mi vida, contemplar la hermosura del Señor y buscarlo en su templo.” Salmo 27:4.Eres bendecido cuando estamos agradecidos, nos proteges y provees tan generosamente. Las Escrituras revelan muchas promesas acerca de esta parte de tu carácter, y vemos como sembraste algunos de esos mismos impulsos paternales dentro de nosotros.
Hebreros 12:6-11 dice: “disciplinas al que amas…disciplínanos para nuestro bien, para que podamos participar de tu santidad.Ninguna disciplina parece agradable en ese momento, pero sí dolorosa. Más tarde, sin embargo, produce una cosecha de justicia y paz para aquellos que han sido entrenados por ella.” El pasaje muestra la imagen de un padre piadoso que disciplina a su hijo, con el propósito de conducirle a la santidad, la justicia y la paz. Eso es un valioso producto de tu amor.
Tu amor también nos permite ver que no todas las cosas difíciles que suceden son “disciplinas” de parte tuya. Algunos son eventos ordinarios de la humanidad caída. No siempre tendremos respuestas a los eventos que suceden a nuestro alrededor, pero oramos para pueden ser un entrenamiento provechoso para nosotras.
Querido Señor, ha sido bueno pensar profundamente en que Tú eres mi Padre, con todos los “rasgos de Padre” que muestras en tu trato con tus hijos, amándonos mucho más de lo que nosotros humanamente podemos amar a nuestros hijos. Ahora ayúdanos por favor a reconocer tu mano de amor, con gratitud y paz.
En el nombre de Jesús, tu máximo sacrificio de amor paternal, te agradecemos las riquezas de tu cuidado y el valor de tus promesas, Amén.
Por C.K. Wilson, 2022. Traducción Nancy Mckeeth.