Oremos..
Querido Padre Celestial, me doy cuenta que tu Omnisciencia hace posible tus promesas. Como seres humanos a veces prometemos cosas que siempre podemos garantizar poder cumplirlo. Pero Tú, amado Dios, en cambio, sabes todo lo pasado, presente y futuro; para que puedo depender totalmente de tus muy grandes y preciosas promesas (2 Pedro 1:4). Puedes prometer porque sabes lo que está por venir, y me consuela.
Has dado a los creyentes la promesa del Espíritu (Gálatas 3:14); la promesa de vida que es en Jesucristo (2 Timoteo 1:1); y la esperanza de la vida eterna, que Dios, que no miente, prometió antes del principio de los tiempos (Tito 1:2). Mirando del pasado al futuro, Tú lo ves todo, y podemos confiar en Ti. En II Cor. 7:1, Pablo dice: “Por tanto, queridos amigos, ya que tenemos estas promesas” y en 6:14-18 da las condiciones y las promesas, “purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, perfeccionando la santidad en el temor a Dios.” Por lo tanto, sabes si estamos viviendo en santidad o no.
Hebreos 4:13 dice: “Nada en toda la creación está oculto a la vista de Dios. Todo está descubierto y puesto al desnudo ante los ojos de Aquel a quien debemos dar cuenta.” Las redes sociales pueden ser una trampa “profana” si una persona se deja llevar por los celos, la insatisfacción o la falta de amabilidad. Demasiado tiempo en “las noticias” puede ser una trampa “profana” si una persona queda atrapada en la preocupación y olvida la esperanza de la eternidad; y “los deseos de los ojos” pueden alejarnos de la santidad, hay muchas clases de peligros que Satanás y este mundo usan para atraernos. Te pido que este versículo esté presente en cada momento de diario vivir, para que me recuerde que siempre estás mirando por encima de mi hombro.
Éxodo 33, menciona sobre el pánico de Moisés cuando le dijiste que no ibas a guiar más a los israelitas porque eran muy tercos. Moisés te rogó que te quedaras con “tu pueblo”, y en el versículo 17 Tú dijiste: “Haré lo mismo que me has pedido, porque estoy complacido contigo…” Cuando reflexionamos, Padre Dios, sobre lo que ves en nuestros pensamientos, acciones y palabras, podemos desanimarnos. Sin embargo, tu complacencia con Moisés nos da esperanza que Tú “te complazcas” con nosotros porque en tu omnisciencia puedes ver nuestro corazón que quiere vivir en pureza y tu ejemplo de santidad.
Padre, te agradecemos por el consuelo de tus promesas y pedimos tu convicción cuando nos desviemos de tu norma de justicia. Venimos agradecidas en el nombre de Jesús, quien pagó muy caro por mi salvación, Amén.
Por C.K. Wilson, 2022. Traducción Nancy Mckeeth.