Querido Padre Celestial, es un gran consuelo saber que me escuchas porque eres Omnipresente y, por lo tanto, puedes escuchar muchas oraciones a la vez en todo el mundo. Te alabo por tu grandeza.
Sigo pensando en tu Gracia, Amado Señor, y en cómo tu bondad impacta mi vida. Usando mis “Lentes de Gracia”, he notado cuántas veces las canciones que cantamos en la iglesia hablan de tu Gracia, dando así un nuevo significado a mi canto. Mis “lentes” también me ayudan a pensar en mi vida de una manera diferente. Por ejemplo, ayudando a un adolescente que lucha con la lectura, o llevando el almuerzo a una pareja de ancianos casi ciegos, o enviando un mensaje de aliento a una madre preocupada; en todo esto, Señor, siento tu gracia impulsándome a la bondad, para reflejar tu bondad.
Tal como estoy agradecida por tu Gracia, doy gracias por tu Justicia. La palabra “justicia” está interconectada en significado con la palabra “santidad”, transmiten la misma parte de tu carácter. Tú eres Santo en Ti mismo y nos tratas con justicia. Padre Celestial, es porque Tú eres perfecto que no pudiste aceptarme en mi naturaleza pecaminosa. Entonces Jesucristo, Él Justo, murió por mi pecado, y ahora Tú me ves en Su justicia.
En Efesios 4:24, Pablo habla de lo que sucede cuando somos salvos, y dice: “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia de la verdad.” Hiciste mi nueva vida para ser como tu en Justicia.
Así que ¿Cómo es ser justa? Sigo leyendo Efesios 4 y descubro que Pablo me ayuda con una lista larga y desafiante de ejemplos de una vida justa. Necesito considerar estos estándares una y otra vez cada día, los cuales son: tratar con la verdad, controlar mi ira, no robar, trabajar para tener medios para compartir con los necesitados, cuidar mi discurso, no ser amargado o calumniador u odioso, ser amable con los demás, y perdonar a los demás. Señor, tengo un largo camino por recorrer en la “vida justa”.
¡Oro para que Tú Espíritu Santo y tu Palabra me impulsen cada vez más a “vivir justamente”, que es el deseo que tienes para mí!
Afortunadamente puedo venir en la justicia de Cristo hoy, Amén.
C.K. Wilson, 2022. Traducción Nancy Mckeeth.